viernes, 4 de octubre de 2013

Mala fama Política


En España no es nada nuevo que tenemos un gran problema de corrupción por parte de los poderosos, generalmente políticos, banqueros y grandes empresarios. En lo que hoy voy a centrarme es en la mala fama que ha adquirido la clase política en España.

Cuando escuchamos la palabra político, al instante a los españoles (yo no soy menos) nos vienen a la cabeza palabras como: corrupto, sinvergüenza, mentiroso, ladrón… Sin embargo, ¿Qué es un político?

Según la súper maravillosa Wikipedia: “Un político es una persona que se dedica a realizar actividades políticas”.
No, ahora en serio. ¿Qué es un político? Un político se supone que ha de ser un individuo que se encarga de guiarnos a través de una doctrina política, y con ella perseguir el interés general y el beneficio del pueblo.



En esta definición última encontramos la clave: los que lo manejan todo tienden a su lucro personal. Pero no nos equivoquemos, porque esos “todopoderosos” no son la clase política española. Es un hecho que hay una cantidad tremendamente superior de políticos honrados que de payasos con dedos largos, y sin embargo, todos son metidos en el mismo saco por la opinión ciudadana.

La responsabilidad de este error reside en los medios de comunicación. Un medio nunca te va a enseñar al político humano, cabeza de familia que trabaja por un sueldo normal en busca de ofrecer lo mejor a sus hijos. Pero no dudarán en mostrarte día a día a los que nos roban descaradamente, porque esa es la noticia. Los medios crean un ambiente de desconfianza que no hace más que dar pie al descontento del pueblo y la difamación de la política en España, y permítanme decir, que cuánta más corrupción se retrate en las televisiones y los periódicos, más y más corrupción habrá, pues también dejan en evidencia que en este país quien quiera chupar del bote puede hacerlo, que parece que le darán hasta las gracias.

No estaría de más juzgar de vez en cuando a las personas como personas, y no como políticos y lo que esa palabra nos trae a la mente. Condenemos la corrupción, encerremos a los culpables y libremos de carga social a los que miran por nuestro bienestar.

Yo como futuro periodista estoy cansado de oír hablar en la calle de que los periodistas son unos inútiles manipuladores de información. Sólo diré una cosa: sinvergüenzas hay en todas las profesiones. No tengamos a los políticos en España como la mugre de la sociedad, porque si bien se ha perdido esa vocación que caracterizaba a los de la Transición, muchos están al margen de lo ilegal y lo inmoral.

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